Me he cansado de buscar al amor de mi vida. Que me encuentre él.
Si estás harta de usar tinder en vano, quizás esto te ayude a abordar las relaciones de un modo diferente.
Formar una familia y un hogar sano siempre ha sido uno de mis deseos del alma.
Se tiende a pensar que cuando una tiene el deseo de emparejarse es porque no se ama a sí misma como es debido y por eso necesita tener pareja para cubrir sus carencias, pero yo soy una romántica empedernida y una peliculera y eso no va a cambiar por muy maravillosamente bien que esté conmigo misma.
Sí, me amo. Me valoro, me trato con todo el cariño y las atenciones que merezco y precisamente eso ha hecho que tenga los estándares bien altos y que no acepte a cualquiera en mi vida. Pero mi deseo de formar una familia y construir un hogar sano y seguro con un hombre que sea a la vez mi mejor amigo y mi marido… ese hombre inteligente y maduro emocionalmente del que me sienta plenamente orgullosa (y él de mí) con el que formar un equipo y un hogar repleto de risas, paz, amor y felicidad, no se va a ir jamás.
No obstante, me he cansado de buscarlo.
A lo largo de mi vida he ido cambiando progresivamente mi forma de relacionarme y concebir el amor, hasta darme cuenta de que a mí ya no me sirve eso de emparejarme con alguien a quien conozco de apenas un par de semanas. No me gusta el modus operandi de hacerse ilusiones por alguien para darte cuenta al cabo de un mes de que la persona que tienes al lado no es la que te habían hecho creer. Que la personalidad que te había mostrado solo era su mejor cara para conquistarte y una vez te tuvo todo va cuesta abajo. Me siento engañada, me toca romper la relación (porque lo que me vendió no es lo que se obtuvo), pasar el duelo y vuelta a empezar otra vez.
Ya me he cansado.
Yo quiero un amor lento que se construya poco a poco con el tiempo y que parta de una genuina amistad (el clásico friends to lovers). Sin forzar, ni fingir, ni pretender ser lo que no se es con tal de gustar al otro o por miedo a que el otro no te acepte o te rechace si muestras tu verdadero ser. ¿Pero qué mierda de amor es ese?
Así que me he borrado definitivamente y por siempre jamás todas las aplicaciones “de ligar”.
No creo que haya nada de malo en conocer al amor de tu vida a través de una aplicación. Todos somos adultos responsables (al menos aparentemente) con vidas ajetreadas, trabajo, familia, amigos, hobbies e intereses varios que nos hacen difícil en ocasiones conocer a gente nueva. Así que no tiene nada de malo meterse en aplicaciones que sirven precisamente para ayudarte a conocer a personas que quizás están fuera de tu entorno social habitual.
Pero, tras mucho tiempo de ensayo y error, a mí personalmente no me han funcionado.
Entre los que buscan novia como si trataran de tachar algo en su lista de quehaceres, los que aún no tienen claro lo que quieren (con 38 años), los del “Q tal wapa?” y nunca más se supo, los de “solo gente normal” o peor aún los que están tan traumados con las mujeres que su descripción parecen los temas de su próxima sesión de terapia, los que te hacen mansplaining dándote clases porque dan por echo que saben más que tú y luego se ofenden cuando les rectificas y/o pones límites, los que no tienen gestión emocional, los del “fluir”, los perturbados, los fotopies, el ghosting, etc…. Parece que mis intenciones de construir una amistad genuina y que quizás con el tiempo surja un romance slow burn, no cuajan demasiado.
Lo peor es que da igual en qué ciudad de españa use esas aplicaciones, en todas pasa igual.
En mi lengua natal tenemos un dicho que viene genial para esto: “D’on no n’hi ha, no es pot traure” (de donde no hay, no se puede sacar).
Durante años estuve buscando el amor en segundo plano. Siguiendo con mi vida tranquilamente mientras al mismo tiempo entraba muy de vez en cuando en esas apps y charlaba con algún que otro tío, o caminaba por la calle con la mente abierta a lo que pudiera pasar por si en algún momento me cruzaba con algún hombre atractivo que realmente quisiera construir una amistad. Esperando inconscientemente a que apareciera ese atisbo de chispa que se enciende ocasionalmente cuando las cosas surgen de manera natural con una persona. Pero estar constantemente pendiente de esa posibilidad con tal de no perder la oportunidad de encontrar al amor de tu vida es tremendamente agotador y desgastante. Y desisto.
Desisto total y absolutamente.
Porque lejos de hacerme creer cada vez más en el amor, me estaba consumiendo la esperanza en la raza humana. No significa con esto que haya asumido que jamás podré cumplir mi deseo de tener una pareja sana con la que construir un hogar seguro repleto de paz y amor, al contrario. Cada vez tengo más claro que yo merezco un amor sano, pero ya no tengo ninguna intención de buscarlo. Que me encuentre él.
No hay mayor red flag cuando estás conociendo a una persona que el hecho de que no quiera tu amistad.
A lo largo de los últimos meses, más concretamente desde mediados de 2024 en adelante, me comprometí conmigo misma a conocer a las personas con calma y no estar emocionalmente disponible para nadie que no cumpliera mis estándares. Eso implica, entre otras cosas, querer tener una amistad genuina conmigo sin proyectar sus expectativas de pareja o estar a la espera de que surja absolutamente nada más allá.
Pero aún así, una pequeña parte de mí no dejaba de querer experimentar la magia del amor. De entrar de vez en cuando en tinder con la esperanza de encontrar a alguien que buscara lo mismo que yo, sin juegos, ni mentiras.
Pero en el proceso de esta búsqueda no me daba cuenta de que inconscientemente estaba haciendo con ellos lo mismo que no quería que hicieran conmigo: tener una amistad analizando constantemente si su comportamiento cumplía con mis estándares de relación. Como suele decir Mr. Wonderful: la lógica iba por un lado y el corazón por otro. Y eso tampoco es sano.
Por eso ya no tengo ninguna intención de buscar a nadie.
Tengo claro que la persona que sea para mí, lo será sin esperar nada (por parte de ninguno de los dos). Y será tan suave y construiremos una amistad tan hermosa que todo surgirá de manera natural sin estar pensando constantemente si este tío que acabo de conocer y que me me encanta como amigo al final será el amor de mi vida o si en cuanto descubra que soy rara de cojones (porque soy neurodivergente) se irá cagando leches.
Me he cansado de buscar al amor de mi vida porque, en mi caso, siento que todas y cada una de las veces que he ido “en su búsqueda” ha sido una pérdida total de mi tiempo. Que sí, que todas mis relaciones de mierda me han enseñado mucho sobre la vida, sobre cómo amarme a mí misma, sobre estándares y cómo poner límites, etc… Pero no fueron ellos los que me enseñaron, sino mis ganas de construir un amor sano. Y ya me he cansado de aprender. Ya estoy suficientemente trabajada a nivel interno, gracias.
Si resuena contigo algo de lo que he dicho, quizás ha llegado el momento de que desistas tú también de buscar el amor de tu vida. No como un acto pesimista de dejar de creer en el amor o asumir que te vas a quedar soltera para siempre. Sino como una tregua al agotador esfuerzo que resulta estar constantemente pendiente, sufriendo por si pierdes la oportunidad de encontrar a la persona que es para ti si dejas de buscarla durante unos meses.
Como un descanso en el camino en el que te permitas conocer a las personas con calma, sin esperar nada. Sin expectativas, sin presiones. Desde la total y genuina amistad, sin absolutamente nada más allá. Dejando que lo que tenga que surgir suceda de manera natural.
Como un respiro para tu mente en el que por primera vez encontrar al amor de tu vida no dependa de ti. Y no tengas que ser tú quien se esfuerce constantemente, quien se trabaje, quien salga de su zona de confort, quien vaya en búsqueda de gente a ver si esta vez sí se cruza contigo esa persona especial.
Descansar sabiendo que si no surge, no es tu culpa ni tu problema. No es que no te hayas esforzado lo suficiente, no es que hayas perdido la oportunidad, simplemente no era tu lugar. Sin más.
Porque lo que es para ti, la persona que es para ti, no importa lo que hagas que no se te va a escapar. Da igual si mañana decides tomar un camino diferente, si de repente cambias de opinión y ya no te apetece ir al evento que te han invitado. Da igual si no te gusta salir de fiesta, o si te apetece pasarte los fines de semana viendo pelis en casa. Nada de lo que hagas en ese sentido, va a hacer que pierdas la oportunidad de conocer al amor de tu vida.
Así que descansa.
😊Ho comparteixo!🌹 Mil gràcies per les teves paraules